Trazos gruesos, rápidos y seguros, formas abiertas, fuertes contrastes cromáticos, atrevimiento y dinamismo, al tiempo que armonía y equilibrio, tensión emocional, sensibilidad y pasión, es lo que nos encontramos en esta exposición de Pilar Pérez Hidalgo. Todo esto y mucho más, ya que en su obra se concreta toda la tradición de la pintura figurativa, a la que esta artista se ha mantenido fiel en una constante y fructífera evolución.

A primera vista se aprecia con nitidez el estadio pictórico de la artista, en el que su ya depurada técnica resulta anecdótica frente a los elementos subjetivos y la parte emocional de la obra, que ciertamente, sin duda, encierra una impecable composición, unas siempre acertadas texturas y una extraordinaria fuerza plástica; su paleta, sin complejos, le permite realizar entonaciones cromáticas vibrantes y llenas de sensaciones; su decidida espátula, con total naturalidad, superpone innumerables capas de color y transparencias que otorgan a su obra una gran carga emocional y expresividad. Sin embargo, aún resulta una característica más destacada de la artista su facilidad para transmitir sensaciones.

Y es que efectivamente, todos los elementos plásticos enumerados son sólo los instrumentos de los que se vale la artista para transportarnos al lado más espiritual de su obra. Casi sin darnos cuenta nos encontramos sumergidos en su pintura, en un mar de sensaciones en el que, sin embargo, siempre queda un espacio para que el espectador se convierta en protagonista y pase a concretar sus propias emociones.

La Galería de Arte Aitor Urdangarín nos brinda la oportunidad de disfrutar de una exposición verdaderamente singular en cuanto a la belleza de las obras y su impecable factura; nos presenta unos paisajes atrevidos y perfectamente estructurados, y unos bodegones que con unos sencillos elementos conforman escenarios emotivos y acogedores; nos muestra abiertamente una mirada atrevida y distinta de la realidad, otra forma de sentirla y plasmarla en un lienzo, en definitiva, un hermoso punto de vista.

Fernando Pérez-Iñigo García Malo de Molina